Una vez que decidís pasar algún tiempo con vuestros hijos haciendo música, lo ideal es que primero escuchéis las canciones con ellos, y empecéis a cantarlas, mirándolos a los ojos y transmitiéndoles serenidad, seguridad...Lo que surja del interior
Progresivamente empezad a cantar las canciones sin la grabación pues el contacto es mucho más directo y sincero.
Nuestra voz es una gran herramienta de expresión y no hemos de tener miedo de cantar bien o mal.
Lo importante es la comunicación. Los niños no nos juzgan, ¡no lo olvidéis!
Los niños son muy sensibles, reciben nuestra actitud, estado de ánimo y energía. Este "contacto musical" con ellos nos puede servir para bajar las revoluciones de la vida cotidiana y encontrar un momento de comunicación intuitiva a través de la música. Es un momento íntimo y de terapia para los dos, en el que dejamos "las mochilas" de pensamientos, la rutina y los horarios para conectarnos con nuestro hijo de una manera sencilla y clara.
Lo van a agradecer :-)