A modo de introducción…
La música es el medio de comunicación y expresivo más ancestral. La música y el Universo son inseparables, pues la humanidad siempre ha percibido el poder de la vibración, el ritmo y el sonido. Ha sido considerada por diversas culturas milenarias como el elemento primordial que rige los principios universales.
Y lo que antiguamente era un conocimiento intuitivo ligado a la sabiduría natural del ser humano, hoy en día es un hecho apoyado por la ciencia. La música de las esferas de Pitágoras se relaciona con la idea actual de que al comienzo del Universo, el sonido, en forma de ondas vibratorias fue uno de los elementos generadores del Todo.
“La música, el ritmo, el tono y la vibración del sonido sirven para organizar la materia, para crear estructuras en el espacio y el tiempo”
(Don Campbell)
La música no sólo organiza, sino que llega al cerebro a través del oído e interacciona orgánicamente con una amplia variedad de estructuras neuronales. Quizás es por esto que los niños, bebés e incluso los fetos muestran una extraordinaria receptividad a la música.
Pero esta estimulación que produce la música y la sensibilidad artística en general, a parte de ser un ya bien conocido elemento para potenciar lo intelectual, contribuye a desarrollar las capacidades para relacionarse con el mundo exterior, el movimiento intuitivo, la creación... además de ayudar a escuchar nuestra “voz interior”, confiar en ella y
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